EDUCACIÓN
Premios Educa: Maestros de maestros
reconocimientos
Cuatro profesores de Castilla y León se alzan a lo más alto por su docencia y por su forma de entender la enseñanza

Demuestran día a día que lo suyo, su vocación primera, es la educación, acompañar al alumno para que saque lo mejor de sí y sus propuestas diferentes los han llevado a lo más alto. Cuatro docentes de Castilla y León han quedado entre los primeros ... de España en los Premios nacionales Educa Abanca, que persiguen reconocer a los mejores profesores, los que destacan por su buena docencia y que son nominados por sus alumnos y las familias. Luis Gutiérrez, maestro de Primaria en el Colegio Marista San José de León, ha obtenido el primer premio en esa categoría, con 114 puntos, muy por delante del siguiente clasificado, que tenía 89.
El tercer y cuarto puesto en Educación Secundaria y Bachillerato han sido para dos docentes también de Castilla y León: Nacho Gago y Sergio Calleja, profesores de los colegios Santa Teresa de Jesús (Valladolid) y Marista Nuestra Señora de la Fuencisla (Segovia), que han obtenido 72 y 71 puntos, respectivamente (el primer y segundo clasificados obtuvieron 86 y 85 puntos). También el profesor Felipe García, profesor en la Universidad Isabel I, obtuvo el segundo puesto en la categoría universitaria, con 108 puntos frente a los 110 del primer clasificado.
Estos cuatro docentes desgranan para ABC las claves que rigen la educación hoy, su visión de la docencia y la misión de los verdaderos maestros, los que cautivan a sus alumnos. Y parece que lo logran porque han sido propuestos por ellos o por las familias. Eso, para los docentes, es el gran premio.
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Luis Gutiérrez Martín, maestro en Maristas San José (León), en 1º de Primaria
«Trabajamos con un material muy delicado y hay que cuidarlo»
Vinculado toda su vida al Colegio Marista San José de León, primero como alumno y ahora como maestro -su hijo también estudia en el centro- Luis Gutiérrez no disimula su alegría por haber quedado primero en la categoría de Educación Primaria de los Premios nacionales Educa Abanca. Se siente «afortunado porque te reconocen el trabajo que haces; todavía ni me lo creo, pero con esto trabajas de otra forma». Gutiérrez quería ser enfermero, pero no tuvo nota suficiente para entrar en la Facultad en León y optó por Magisterio, de lo que no se arrepiente porque le «encantó». La enseñanza lo atrapó en las aulas de alumnos más pequeños y ahí sigue: «Al final, esa derrota se convirtió en un éxito con esfuerzo y lucha», asegura. Incluso se matriculó en Ingeniería Informática y llegó a trabajar como profesor de esta materia, «pero no era lo que pensaba», aunque reconoce que «fue muy gratificante y aprendí mucho de esa experiencia». Hoy aplica el trabajo colaborativo y en equipo, la gamificación (el uso del juego como instrumento educativo) o los proyectos de aprendizaje-servicio, como el desarrollado el curso pasado para recaudar fondos para una Asociación de León que trabaja con niños de etnia gitana. También en otros proyectos como el que pretende evitar el acoso escolar, y deja claro que el apoyo de sus compañeros es muy importante: «Muchos proyectos no saldrían sin colaboración; a veces decimos que hay que tener un compañero, aunque solo sea para llorar y desahogarse», bromea. Luis Gutiérrez actualiza permanentemente sus métodos y su forma de dar clase: «Vas corrigiendo el tiro» sobre lo que funciona y lo que no, «y hay que ser muy flexible y adaptarte a la realidad», añade, para tener muy presente que el eje de todo son los niños: «Trabajamos con un material muy delicado y hay que cuidarlo porque cada persona es una historia, tiene unas circunstancias» y «se trata de que el que es de 10 saque un 10 y el que es de 7 saque un 7, que den el máximo, que no se queden por el camino y desarrollen todo su potencial». Cuando alude a que «todo se consigue a base de mucha formación y de probar mucho», Luis Gutiérrez recuerda también su experiencia como docente de otros profesores a través del CFIE (centro de formación del profesorado), pero también en la Universidad de León, ofreciendo su experiencia a los que serán los maestros del futuro, una vivencia que «me encantó y que estamos retomando», afirma. Para este maestro, «cuantas más herramientas tengas, la clase te saldrá mejor y podrás hacerla más atractiva, porque hay que atraer la atención de los alumnos; una vez hecho eso, los llevas a donde quieres». Además, la relación con las familias es otra clave a tener en cuenta si se quiere alcanzar la meta en el aprendizaje. Luis Gutiérrez comenta que, «al principio de cada curso, solo pido apoyo para lo bueno y lo malo, para cuando las cosas vayan bien o para cuando sancionamos; tenemos que remar todos en la misma dirección».
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Felipe García Gaitero, profesor de la Universidad Isabel I, 2º puesto
«Me llena mucho ayudar a las personas crecer»
Felipe García apenas lleva cinco años en la docencia y ya ha logrado destacarse con un segundo puesto en la categoría de Universidad de los premios Educa Abanca. Sus clases para universidades como la Isabel I (online, pero con sede en Burgos), Nebrija o la UNIR le han valido estar en ese podio, aplicando las posibilidades que le ofrece la tecnología, con diferentes recursos como vídeos o concursos en tiempo real que realiza online para sus alumnos (que tienen desde 18 a más de 50 años). Está «muy feliz» por el reconocimiento y afirma que «es un 'feedback' que me indica que voy por el camino correcto, y no es fácil, porque todos sabemos qué sucede cuando te desmarcas de lo establecido». Es doctor en Ciencias de la Educación y tenía una plaza de Magisterio de Inglés, pero estudió también Ingeniería Informática, en parte por su familia. Trabajó unos 15 años en ello, pero lo dejó «porque había aspectos de mi vida que no tenía desarrollados, como el de la comunicación o el de las relaciones sociales y me forcé a desarrollarlas». ¿Se dedica a la docencia por vocación? Su respuesta es que «si he acabado aquí es porque algo de vocación tenía» y que, «al final, la cabra tira al monte y he llegado a lo que inicialmente me gustaba, porque me llena mucho ver cómo ayudas a las personas a crecer y desarrollarse, es muy gratificante», comenta. Además de que hoy no deja de aprender: «Es una actitud que tienes que tener. Me considero un aprendiz; también se lo digo a mis alumnos, sobre todo teniendo en cuenta que el aprendizaje es tanto en el desarrollo personal como por lo que exige la sociedad, con la modernidad líquida». Felipe García también considera que haces una labor de «coaching, de abrir los ojos a los alumnos para que vean las cosas por sí mismos». Recuerda que en las primeras evaluaciones que le hicieron como profesor «no saqué ni un 5 y eso te impacta, pero miras lo que debes ir mejorando, teniendo en cuenta lo que necesitan los alumnos». Hoy se siente «bastante libre» y dice no tener «influencia de nadie; hago lo que creo que tengo que hacer y eso quizá me ha hecho ser genuino».
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José Ignacio Gago Alonso, Colegio Santa Teresa de Jesús (Valladolid), 3º en los premios
«El respeto y los valores es lo más importante que doy en clase»
En 2021, Nacho quedó 5º en estos premios, pero ha escalado hasta el tercer puesto en ESO y Bachillerato, «un reconocimiento a todo el trabajo que realizas, que no se conoce, los diferentes proyectos, la innovación, los cursos en los que te actualizas, y todo eso lleva mucho tiempo», dice. «Está claro que te gusta lo que haces, pero no lo haces por ningún premio», añade también, mientras desgrana su forma de trabajar, con proyectos de aprendizaje-servicio como el que lleva a alumnos y familias a recoger basura de las orillas del Pisuerga, o el que recicla chicles con una empresa de Valencia. Dice de estos métodos que son «una manera de que los niños aprendan sin que se den cuenta que aprenden». Es ingeniero químico y trabajó en un laboratorio, pero se dio cuenta de que «lo que me gustaba era la docencia». Afirma también que «el respeto, la educación en valores o los Derechos Humanos es lo más importante que doy en clase; es esencial». Y apostilla que, en el vaivén de leyes educativas, «la educación debería quedar fuera de la confrontación política porque no nos dejan dedicarnos a lo que deberíamos, que es la formación de los alumnos».
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Sergio Calleja Muñoz, C.N. Señora de la Fuencisla (Segovia)
«Trato de que mis alumnos se cuestionen todo»
Ha sido 4º en ESO y Bachillerato, a un punto de Gago, y Calleja piensa que «el premio es que me han propuesto mis alumnos». Sus 20 años de docencia, «el lugar que quiero ocupar en el mundo», le han llevado a considerar que, para el profesorado, «más importante que aprender, es desaprender», preguntarse «¿cómo puedo impactar más significativamente en el alumno?». Afirma que «el profesorado de España está haciendo un trabajo impresionante, independientemente de las leyes» y que, lejos de «nostalgias», «el Siglo XXI requiere una educación del Siglo XXI». La metodología (como la emisora de radio que ha creado en su colegio) «es superimportante, pero lo más importante es que cada profesor se plantee por qué hace lo que hace y para qué». Por eso, como profesor de Filosofía y Literatura, añade que trata de que sus estudiantes «vayan a clase a revolverse en la silla, a cuestionar todo» y ayudarles, porque ve «una promoción de jóvenes muy desorientada y desesperanzada y el colegio está para dar respuesta a lo que se necesita». «La clave es la mano que ejecuta y la mente que piensa y eso es el profesor».
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