Vivir con sentido (Ed. Roca) es un libro que invita a explorar distintos caminos que pueden ayudar a vivir con mayor alegría y serenidad. Es un testimonio personal que refleja un cambio de mirada sobre la realidad desde el exterior hacia el interior. Escribir este libro ha sido un gratificante ejercicio de síntesis de los aprendizajes que he ido atesorando esto años, tanto por mis experiencias vitales como por la formación que he recibido en humanidades, coaching y yoga. Comparto el camino porque creo que puede aportar luz a aquellos que, como yo, buscamos la manera de poder convertirnos en nuestra mejor versión.
Decía Sócrates que el primer principio de la sabiduría consistía en conocerse a uno mismo. Para poder vivir una vida auténtica y sacar todo el potencial que tenemos dentro es necesario descubrir quiénes somos e identificar los valores que nos ayudan a forjar nuestro carácter, los mejores aliados para tomar las decisiones que nos lleven a construir una biografía y relaciones de valor.
Los avances científicos y tecnológicos, la digitalización y la Inteligencia Artificial nos están facilitando la existencia. Nos permiten estar más informados y conectados. Sin embargo, nos desconectan a la vez de nuestro lado más humano. Vivimos cada vez más deprisa, buscamos resultados inmediatos con el mínimo esfuerzo, ansiamos el cuerpo perfecto, construimos relaciones esporádicas que se destruyen en un abrir y cerrar de ojos, tenemos cada vez menos tolerancia al sufrimiento y las crisis de identidad aumentan por la falta de coherencia entre lo que somos y cómo nos mostramos a los demás. Todo esto provoca un alejamiento de nuestra verdadera esencia y, en consecuencia, un gran vacío existencial.
De la oscuridad a la luz
Encontrar momentos de tranquilidad para estar contigo mismo y alimentar tu vida interior ayudan a nuestro desarrollo humano y a descubrir el camino que te lleva de la oscuridad a la luz.
Llevo más de 20 años trabajando en el mundo de la comunicación. Guardo un gran recuerdo de mis dos grandes mentores, Carlos García-Calvo y Eric Yerno, que aportaron un gran sello de distinción a este sector en España. En los comienzos de mi carrera estaba más enfocada en el mundo de la moda, pero anhelaba ir más más allá de la imagen. Después trabajé como escritora de viajes. Desde entonces, no he parado de emprender dejándome guiar por mi intuición y poniendo atención en las necesidades de la sociedad para poder responder con lo que yo era capaz de ofrecer.
Miro atrás y aprecio mi evolución desde que escribí mi libro Vestir con estilo (2012) hasta ahora, que publico Vivir con sentido (2025) siendo más consciente de lo que me ayuda a tener una vida plena y sosegada. En este gran viaje personal he descubierto que la belleza depende del resplandor de la verdad y del bien, que se va alcanzando siendo natural y auténtica y teniendo el propósito de dejar una buena huella en los demás.
Referencer
Me adentré en las redes sociales allá por 2008 y he sido testigo de cómo han transformado nuestras relaciones. Tener una exposición pública genera presión y, más aún, si uno carece de una fuerte autoestima. El suicidio de una influencer de 27 años en 2017 me causó gran impacto. Decidí, entonces, reenfocar mi actividad profesional y desarrollar proyectos educativos que contribuyeran a la humanización de las redes. Crear el programa de Marca Personal e Influencia Digital en la Universidad Francisco de Vitoria, que actualmente codirijo, y lanzar el proyecto Referencers, con el apoyo de la Fundación MAPFRE, han sido algunas de las iniciativas que he desarrollado con este propósito.
Ante la desacreditación de los influencers, decidí apostar por impulsar la figura de aquellas personas que usaran su conocimiento y experiencia no solo para vender un producto o servicio, sino también para impactar de forma positiva en la sociedad. El fin de mi proyecto Referencers es que cada vez haya más agentes de cambio en el mundo digital comprometidos con construir una sociedad más humana y que las empresas tomen conciencia de ello.
En mi estilo de vida la dimensión espiritual, la meditación y el yoga son fundamentales, tanto para mi equilibrio físico como mental. También para desarrollar una mirada más empática que considero clave para tener una buena convivencia en estos tiempos tan polarizados. Viajar por el mundo también me ha permitido abrir mi mente y mi corazón a otras culturas y poner en práctica la tolerancia para entender a personas que tienen otras creencias y costumbres distintas a las mías. Somo seres complejos. Cuando nos sintamos a gusto en nuestra propia piel estaremos más preparados para hacer el bien. El cambio de este mundo de Hobbs en el que "el hombre es un lobo para el hombre" lo conseguiremos cuando nos comprometamos con hacer nuestro el lema de San Agustín: "Ama y haz lo que quieras".
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